y un video de mi amigo ariel halac, con la canción que hicimos con jenny náger, tan lejos del mar:
http://www.youtube.com/watch?v=zm16qjdA7-Y&feature=player_embedded
y un video de mi amigo ariel halac, con la canción que hicimos con jenny náger, tan lejos del mar:
http://www.youtube.com/watch?v=zm16qjdA7-Y&feature=player_embedded
¿cómo navegará ulises con mis vientos azorados?
El tipo aquel me contrató para que lo mate de un tiro en la cabeza. Uno solo, limpio. Sin aviso. El arreglo me dio estos quince días para elegir el momento. Si no cumplo, en tiempo, y en forma, su escribano estará eximido de librar mi paga. Es aquel tipo, sentado junto a la ventana, que toma café mientras lee y disfruta un cigarrillo. Ese que hace catorce días vengo siguiendo, como una sombra que él desconoce, desde la tarde en que lo vi salir de la escribanía con el paso de los que ya no deben nada. Aquel que parece haber ganado en estos días alguna batalla sustancial, algún sentido. Catorce días que lo observo, como ahora, que estudio hasta sus detalles ínfimos, que tomo notas. Ya casi imito, sin querer, su modo de cruzar la calle, el gesto de llamar a los mozos, el gusto por leer en los cafés, y fumar, sin tiempo. Catorce días y siempre encuentro que falta un detalle, por ejemplo, esa forma de buscar, de tanto en tanto entre las mesas, un signo en un rostro anónimo que delate mi presencia. Como ahora, y después, mirar el reloj, y seguir en la lectura. Sin tiempo.
Si pudiera preguntarle sería diferente.
Si pudiera saber cómo se siente, cómo se alcanza la naturalidad suprema de las cosas, cuando cada momento puede ser el último. Si yo pudiera saber. Eso sería diferente.
Pero es saber, o hacerlo. Entre hablarle y dispararle ahora, por ejemplo, no sólo está la plata. También mi curiosidad.
Mi curiosidad.
hurgo en la biblioteca, busco más textos de fede (durante veinte años fede me ha mandado sus cuentos en infinitas variaciones, en infinitos formatos; nunca parecen inéditos, recién nacidos se los ve ya en forma de libro); en un libro celeste y bizarro, una de esas antologías demoradas que provocan algunos concursos, me topo con el cuento la caída, o acaso (lo había dicho, me parecía que esa palabra le pertenecía)
hurgo también en la computadora; encuentro otro cuento, se llama cuatro: ahí está, ahí dice: para saber hay que meter mano
en ese librito negro, diminuto y leve que es generales hay un texto que se llama ahora:
tiene un nombre esa sensación; (...) miedo corrompiendo la boca del estómago, (...) sequedad de la lengua, respiración anhelante, pedregosa, garganta estrecha. se experimenta en la inminencia de una clase de temporalidad efímera y esquiva, efectiva, irrefutable. no lo que ha quedado un segundo en el pasado, ni lo que forma parte del magma ilusorio que azuza la expectativa y lo por venir
y por último, en sólo que entonces, la primera noticia de estas cinco locales propias:
hay un cansancio que sube como una fiebre conocida, la de postergar hasta el agotamiento el sitio en el que finalmente habrá que pararse a un costado de la ruta
gs,
biblioteca córdoba,
otoño de dos mil nueve