miércoles, 12 de septiembre de 2007

Escrituras a la velocidad de la luz

escrituras a la velocidad de la luz
o
sesenta gramos




aquí
ahora
después del negro de fondo
después de los vientos de agosto
hay las nuevas formas de temblor
la música de las tormentas

hoy muere agosto
suena después del viento una ráfaga
de calma

unos poemas viejos se hicieron libro
aquí y ahora
apenas antes de morir

entonces otra cosa
escrituras con luz
una mirada otra
infunde luz sobre el lugar de la escritura
los objetos
los hábitos
los tics de la escritura
luz sobre tinta
ojos otros sobre las frases propias

escribir a la velocidad de la luz
luz de agosto en las janelas
vientos
todos los vientos
por fin el mar
el mar del otro lado de octubre
del otro lado del atlántico pasado

aquí
ahora
uno puede desplomarse
derrumbarse
sentirse extranjero

debajo del balcón caminan latas de cerveza
llevando pulsos de la mano
sentada en el balcón
una mano escribe a la velocidad de la luz
que es de luna y de neón

por la vereda pasan los dioses del mar
en forma de mujer
todos los dioses de aquí tienen tinta
en las caderas

escribir a la velocidad de la noche
en esta ciudad se puede escribir
a la velocidad de la luz

esperá lo inesperado
ordena un graffitti contradictorio
la luna va a llenarse
y yo no sé su nombre

escribir a la velocidad de la luz
las yemas no se sienten
no se sienten
se puede escribir así
es como tirar piedras en un lago de arena
amortiguar el ácido con ácido
como ir al mar y
no meter los ojos
no abrir los ojos en la sal del agua
no mirar atrás
estela de sal
huella de nada

escribir a la velocidad de la luz
aquí
ahora

la bruma se despeja y
mientras muere agosto
las dudas
van comiéndose menos tripa
menos viento

escribir a la velocidad de la mano
a la velocidad del mar
la luna de apenas humo
a las seis del sol que cae
detrás del morro

escribir a la velocidad del sol
al son del mar

un libro breve lleva años muriéndose
cinco años
cinco años y cuatro meses
cinco años y cuatro meses y una semana

corregir a la velocidad de la luz
corregir en una noche
y sacar el libro y sus tormentas

en la noche del mar
después de la espuma no hay mar
ni cielo
hay un fondo negro
allí penden barcos y faros encendidos
la marea sube
sube por la arena el blanco de lo negro
de lo más negro nace un viento franco
sólo a medianoche
comienza el día

la espuma bulle
brama
sopla frío y hebras de agua
blanco sobre negro
araña el mar
araña los pies
el blanco de la espuma
el blanco del papel
el blanco de la ciudad iluminada

dejar chorinhos en el mar
sin que nadie lo note
ni uno mismo
no es mar la sal que liban las lenguas
no es mar la lágrima en el mar
sal marina hecha de lágrimas
de amor en guerra
lágrima de ahogado
de náufrago
de suicida

la luna se llena en el morro
y pasa todo lo que uno deja pasar
cuando está aquí
cuando está ahora

escribir a la velocidad de la luna
la luna llena que fue una
y luego otra
yo no sé cuál es su nombre
yo no sé quién es el mar

no todo invierno es de guardar
no toda fiesta es en verano
la pleamar de la luna marca el paso de la música
el miedo va saliéndose del medio
el miedo para acá
el viaje para allá

mañana nunca existe y
el pasado
pesa menos en el mar

a la velocidad de la luz
pasan las páginas de una libreta barata
(un block marca esquelita
modelo triunfante)

en este balcón sobre el verano del invierno
una mano escribe a la velocidad de la luz

sobre el cielo de una terraza
entre gomeros y palmeras
la luna cae llena sobre la libreta
(nueve por trece con espirales
ochenta hojas lisas)

ella
ha salido desde las curvas de un morro
cuando salió tenía nombre

escribir a la velocidad de la luna
mañana revienta la luna
mañana no existe

ahora ha navegado unos grados hacia el este
una hora después ilumina un plato
de sardinas con arroz
y atraviesa el centro de mi viaje

se levanta un viento libre y feroz
lo sopla la luna llena
lo sopla ella
aquí y ahora sé cuál es el nombre de la luna
es sólo un momento
pasa
todo momento pasa

ahora arde fuego en la montaña
un corazón de llamas en la ladera este
se huele en el aire el humo verde
el mar se traga el humo
yo también
la palabra mar vive en estas flores

la velocidad de la luz es mayor que la del fuego
y sin embargo el fuego quema
arde el corazón en la montaña
a la noche
en el mar arde la piel

son las nueve
en el mar duerme la noche
el incendio se dispersa
va por más
el corazón se parte en dos y ahora es una costa
una ciudad incinerada
mi barco saqueado por piratas

ahora la luna tiene nombre
ahora no
tal vez sea el ritmo de las olas
tal vez las ráfagas intermitentes

es la luna soplando esta luz
la intensidad para escribir
para distinguir las frases hechas
de las frases por hacer

hay un umbral del estómago
un más allá fisiológico
después de cruzarlo
después de dejarse atravesar
por su espina alcohólica
empieza a soplar un viento fresco y
aromático

no son mis lenguas las que se hablan en el mar
ellas deslizan su música
en los oídos de mis yemas
se mixturan con la memoria de mis frases
con mi única música posible
arreglos nuevos
murmullos de sal en la fritura de mis frases

escribir a la velocidad de una lengua que se canta
la velocidad de una lengua caliente
una cantinela marina que inunda y se escurre
espuma entre moluscos
cáscara de mar

la música del mar es volátil
se va con la canción

va depositándose una resaca en la libreta
(tapa cartulina dúplex
doscientos cincuenta gramos
interior obra
sesenta gramos)
una resaca
hecha de trópicos y viento
unas manchas de humedad
un aire caluroso que dobla las puntas de las hojas

escribir a la velocidad de la luna
escrituras con luz
de eso se trata esto

la libreta va llenándose de tardes
de sal
del ruido de fondo de los bares
estas hojitas humedecidas
pesan menos de un gramo
digamos sesenta gramos de palabras

en el mar siempre viene otra canción
ése y no otro es el fin de las mareas
y los vientos y la luna

hacer olas

río de janeiro, invierno de dos mil siete

3 comentarios:

ladani dijo...

tus escrituras
a la velocidad de la luz
dan luz
mucha luz
muchas olas
y mucho mar

Toty Caceres dijo...

escribir a la velocidad de la luz es burlar el tiempo a expensas del espacio.

Uno puede ser más viejo en menos años, pero también resistir a la muerte, aunque la vida ande a puro discurrir.

Yo supe viajar a la velocidad de la luz, bah, casi casi, y mi masa se expandió tanto, que fui planeta lejano, y provoqué eclipses, con el tiempo fui galaxia, pero una vez me puse triste y fui agujero negro.

Amigo Gastón, usted viaja a la velocidad de la luz, en un barco empujado por los vientos, la mejor manera de andar, fluyendo y fluyendo.

nos veremos en la estratósfera
toty

Anónimo dijo...

a la velocidad de la luz hay que irse a Rio..