jueves, 20 de diciembre de 2007

Luna tremenda




La luna está tremenda sobre el lago. El narrador se acomoda con dificultad en el camarote. Saca la cabeza al cielo por esa ventana cuadrada y apretada que se llama tambucho. Tambucho. No escotilla, no tragaluz. El narrador se toma el mástil con las manos; con las dos manos. Después, después qué importa. Después lo agarra con una y empieza a escribir y a corregir. Lo obturado de su escritura. La obturación de las manos.
Sólo con su mástil escribe: gritos de semen.
Lo velado, la veladura. El velamen: estos atardeceres navegando. Primero el sol, la luna después. Singladura de los días.

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