viernes, 5 de octubre de 2007

domingo de ceniza


lago san roque, febrero del setenta y nueve

de noche, el rotor de un helicóptero cruza el viento que agita los eucaliptus
el vuelo se detiene, se oye el grito de un peso entrar al agua
son los arrojados al fondo de mi lago

es domingo al otro día
es día de carreras
mi padre y yo vamos siempre a las carreras, él corre en su lancha anaranjada y yo lo miro

los barcos esperan en el puerto, encadenados a un peso sobre el fondo
los barcos boyan fondeados sobre muertos

nosotros nadamos tomamos sol esquiamos reímos sobre muertos
navegamos sobre muertos
mujeres y hombres atados a piedras
muertos atados a muertos

es domingo de tormenta
es domingo de ceniza
mi padre va matándose sobre los muertos
tal vez el ruido de sus motores agite aún la noche de esos muertos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y todas las aves del lago, que ven esos cuerpos y siempre los han visto, desde lo alto, trinando de dolor, porque esos sonidos de esas siringes serán siempre de dolor.